lunes, 14 de agosto de 2017

HISTORIA DE LOS DIOSES, HÉROES Y SEMIDIOSES GRECOLATINOS - AQUILES


Aquiles era oriundo de Tesalia, hijo de Peleo, el rey mortal de los mirmidones, y Tetis, una ninfa. Su madre, para que fuera invulnerable, lo sumergió en las aguas de la Laguna Estigia, olvidándose, por desgracia, de sumergirle el talón por el que lo sujetaba, con lo que dejó este punto vulnerable a una herida mortal. Cuidó de su educación el centauro Quirón,  el sabio centauro que había criado ya a tantos otros héroes, que lo alimentaba con sesos de leones y tigres y médula de oso y jabalí. Con seis años, mató a su primer jabalí y podía correr más rápido que los ciervos salvajes en las cacerías. Creció y se convirtió en el héroe más valiente, hermoso y rápido de todos.

Advertida su madre por los oráculos de que la ciudad de Troya no podría ser conquistada sin su ayuda, pero que perecería en aquella guerra, le disfrazó de mujer y con el nombre de Pirra lo envió a la corte del rey de la isla de Sciros, Licomedes.

Allí se enamoró de la hija de éste, Deidamia, le reveló quién era y se casó secretamente con ella.

Como también a los príncipes griegos les había sido predicho que no podrían tomar la ciudad sin la ayuda de Aquiles, le andaban buscando, y Ulises, que era muy astuto, se disfrazó de mercader, y presentó a la princesa Deidamia y a sus acompañantes una caja que contenía joyas y armas; todas eligieron joyas, pero Aquiles cogió una espada, por lo cual fue conocido por Ulises, que lo convenció fácilmente a que se uniese a la expedición que iba a Troya. Al ver que no había otro remedio, su madre Tetis le entregó un escudo hecho por Hefesto, dándole además cuatro caballos inmortales. Aquiles fue el primero de los héroes de la Grecia y el terror de sus enemigos. Conquistó varias ciudades, entre ellas a Tebas. Durante el sitio de Troya, Agamenón le arrebató una esclava llamada Briseida. Esto le ofendió a tal punto, que se metió en su tienda y no quiso tomar más parte en los combates, lo cual dio muchas ventajas a los troyanos. Pero Patroclo hijo de Menecio, rey de Opunte y amigo íntimo de Aquiles y amantes desde muy jóvenes, no lo entiende, lleno de furia y celos, arrebata la armadura de su amante para luchar y reta a Héctor, hijo del rey de Troya, el anciano Príamo, Patroclo luchó con valentía, pero fue muerto por Héctor. La noticia de la muerte de su mejor amigo sumió a Aquiles en el mayor dolor. Sus amigos trajeron el cuerpo de Patroclo del campo de batalla pero él no les deja enterrarlo. Se echa sobre él, rodeándolo con sus brazos, sollozando desesperadamente. Su estado de ánimo es tal que su propia madre, Tetis, baja del Olimpo para devolverle, al camino de la razón: «Ya has llorado bastante a Patroclo –le dice–, ya ha llegado para ti el momento de tomar esposa». Pero Aquiles no podrá pensar en otra cosa que no fuese su compañero enamorado, a quien recrimina amargamente haber jugado con su vida: «No tuviste consideración por mi pura reverencia hacia tus muslos, ingrato a despecho de nuestros muchos besos.» Para nosotros, la recomendación de Tetis es más que comprensible, considerada desde el punto de vista de la ética sexual griega: las relaciones entre hombres estaban permitidas pero no debían ser exclusivas, no debían llevar a olvidar que el deber cívico de tomar esposa. Aquiles ya había alcanzado la edad y Tetis siente la necesidad de recordar a su hijo que la vida debe continuar según las reglas establecidas, a las que ni siquiera un gran amor puede sustraerle.

A modo de venganza, Aquiles no solo mató a Héctor, el principal adversario del bando troyano, sino que arrastró su cadáver atado a su carro alrededor de la ciudad y del sepulcro de Patroclo y no transigió hasta que, ablandado por las súplicas y lágrimas de su padre, Príamo, le suplicó que le devolviera el cadáver, que fue solemnemente incinerado en Troya.

Príamo había llevado consigo a la tienda de Aquiles a su familia, y entonces, el héroe se enamoró de la bella Polixena, hija de aquél, y se la pidió a su padre. Este se la concedió, y estándose efectuando en el templo la ceremonia nupcial, Paris, hermano de Héctor, tiró una flecha a Aquiles que le hirió en el talón y le mató.

Al saber la muerte de su hijo, salió Tetis con un coro de Nereidas del seno de las ondas, y vino a llorar a su hijo. También las nueve Musas dejaron oír sus lamentos, porque era Aquiles gran poeta y músico. A los diecisiete días fue enterrado este héroe en un suntuoso sepulcro que se le construyó en el promontorio Sigea, a la orilla del Helesponto. Fue reverenciada su memoria como la de un semidiós. Se le erigió un templo, y se establecieron fiestas en su honor.

 La Furia de Aquiles, François-Léon Benouville (1821–1859) (Musée Fabre).


Bibliografía

REPOLLES GOMEZ, JOSÉ; Las Mejores Leyendas Mitológicas; EDITORIAL OPTIMA S.L. Barcelona, 2002. 416 p.

CANTARELLA, EVA; El dios del amor: una introducción a los mitos y leyendas de la Antigüedad. Barcelona [etc.]: Paidós, D.L. 2009. 158 p.

SEGAL, ROBERT A.; 50 relatos mitológicos; colaboradores, Viv Croot... [et al.]. 1ª ed. Barcelona : Blume, 2017. 160 p.


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